Historia de la calle Marqués de Larios

La calle Marqués de Larios de Málaga, comúnmente conocida como calle Larios, se remonta a finales del siglo XIX y es considerada como una de las calles más elegantes de España.

Su nombre se debe a D. Manuel Domingo Larios y Larios, II Marqués de Larios, que fue el gran promotor económico de esta obra y al que el Ayuntamiento en agradecimiento erigió una estatua en su honor, realizada por Mariano Benlliure, que preside el inicio de la calle.

El principal motivo por el que se construyó la calle Larios fue la insalubridad que presentaba el entramado de las callejuelas del antiguo trazado musulmán de la ciudad, en donde se hacinaba la población: una zona llena de tabernas, barberías, mesones, posadas o albergues en donde la higiene, el saneamiento y la ventilación brillaban por su ausencia. Esto convertía la zona en un foco de brotes epidémicos que terminaban expandiéndose al resto de la población.

Esta razón, así como la necesidad de abrir una vía que comunicara la Málaga antigua con la nueva zona que se abría con el Parque y la Alameda, fueron las principales motivaciones para que el Ayuntamiento, con Alarcón Luján como alcalde, el 1 de mayo de 1880 hiciera pública las bases de una sociedad anónima para promover la construcción de la calle. Fijado el capital en un millón de pesetas y distribuido en 40 acciones de 25.000 pesetas, fueron adquiridas por la familia Larios en su mayoría, por lo que se quedaron al frente del proyecto.

El trazado de la calle es diseño  del arquitecto municipal D. Manuel Rivera Valentín, pero el conjunto de los proyectos de las edificaciones fue redactado y las obras fueron dirigidas por el arquitecto, D. Eduardo Strachan Viana-Cárdenas, quien introdujo en la ciudad el estilo e influencia de la escuela de Chicago, pero con el aire europeo de los bulevares  parisinos de Haussmann. El 15 de mayo de 1887 se inicia su construcción, dirigiendo de forma personal día a día a pie de obra a los más de 1.200 trabajadores contratados para el proyecto.

Comienza así a ver la luz una de las calles más señoriales de España, flanqueada por doce manzanas de edificios simétricos, todos de la misma altura que curiosamente corresponde con la anchura de la calle, otorgando una armonía y simetría espectaculares. Estos edificios son característicos por sus esquinas redondeadas, cuentan con la genialidad arquitectónica de que todas y cada una de las líneas de sus cornisas y balcones coincidieran en un punto de fuga al final de la calle.

La preparación de Strachan, muy avanzada para su época e inmerso en el intercambio cultural de la ciudad que se propiciaba por el puerto, permitió la incorporación de adelantos intelectuales y técnicos en la propuesta de la nueva vía.

Ante el problema de ventilación de la zona por el trazado de las calles, la solución más práctica, que no solo estética, pasaba por construir edificios con esquinas redondeadas que favorecieran el paso del viento proveniente del mar por su cercanía al mismo, limpiando el aire en una época en la que el saneamiento era deficiente, aprovechando así los beneficios para la salud de la brisa marina.

También fue la primera vía de la ciudad cuyos inmuebles contaban con comodidades inalcanzables para la época: techos altos y columnas metálicas que sujetaban la estructura, suelos hidráulicos, saneamiento propio, agua corriente y dos baños por vivienda.

La orientación de los edificios también fue tenida en cuenta: permitiendo la entrada de sol en invierno y la evitaran durante el verano.

A pie de calle, en el exterior, pocos recuerdan que el suelo original era de madera.  conformando un entramado de punta a punta gracias a un entarugado de este material que provocó el asombro de todos. Su delicadeza era tal que los malagueños no tardaron en apodar la calle como ‘el salón de baile’.

El mimo de la familia Larios en la construcción de la avenida quedó rematado con este pavimento excepcional, que además de reforzar el aspecto señorial del conjunto desde el punto de vista estético reunía otro importante valor: el suelo de madera absorbía el ruido de las llantas de coches y carros, sin duda un atractivo más para los vecinos que comenzaron a mudarse a sus lujosas viviendas.

Esta obra también propició que la zona se transformara en el centro comercial de primer orden de la ciudad y emblema de la burguesía malagueña, donde se instalaron los primeros comercios de lujo.

Finalmente, en cuatro años de incesante trabajo se levantó la totalidad de la calle, inaugurándose el 27 de agosto de 1891, siendo alcalde D. Sebastián Souvirón Torres y la bendición corrió a cargo del obispo y beato D. Marcelo Spínola y Maestre.

La peatonalización de calle Larios en 2001 supuso la revolución para el centro histórico a nivel comercial, posicionándose como una de las más cotizadas a nivel mundial. La calle Larios es el epicentro en el que discurre gran parte de la vida social de la ciudad, con sus celebraciones de cabecera como la Semana Santa, el Carnaval, la Feria de Agosto y las luces de Navidad, además de ser marco de pasarelas de moda y exposiciones fotográficas.

En Salsa Patrimonio contamos con cuatro edificios de arrendamientos de locales, viviendas y oficinas en los números 3, 4, 12 y 14 de esta espectacular calle, que conservan toda la esencia de esa arquitectura burguesa malagueña de finales del siglo XIX, pero actualmente acondicionados con todos los avances en construcción de nuestra era actual.

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